Porque decir “vamos a capturar data” suena bien, pero no significa nada si no hay una estrategia detrás.

Las marcas preguntan
- ¿Qué datos?
- ¿Cómo los capturan?
- ¿Qué puedo hacer con eso?
- ¿En qué me ayuda?
Y tienen toda la razón en hacerlo.
Lo que muchas veces falta no es tecnología ni creatividad. Porque el recorrido del asistente siempre existe — con o sin tecnología.
Cuando ese recorrido se digitaliza y se convierte en una fuente estructurada de información, el evento pasa de ser una experiencia puntual… a convertirse también en una herramienta real de marketing, fidelización y negocio.
Por eso, tanto marcas como agencias están empezando a buscar, de forma cada vez más proactiva, partners tecnológicos que les ayuden a resolver el desafío de la digitalización y la captura de datos dentro de los eventos.
Apostar por un Attendee Journey estratégico es transformar cada evento en una fuente de conocimiento y valor para el negocio.
Hoy, dejar esa capa afuera es perder oportunidades. Y lo mejor es que no hace falta cambiar nada del guion creativo: solo sumarle una dimensión más potente, medible y accionable.
Del recorrido a la estrategia
Cada evento —sea una activación de marca, una experiencia inmersiva o un espacio de formación— ya tiene un recorrido implícito para el asistente.
La diferencia está en si ese recorrido se deja fluir de forma orgánica… o si se diseña de manera estratégica para capturar datos, mejorar la experiencia y entregar valor a la marca.
- Antes del evento: registro, formularios, comunicaciones previas
- Durante el evento: entrada, zonas de experiencia, workshops, tasting, charlas, puntos de interacción
- Después del evento: seguimiento activación de ofertas, envío de contenidos, análisis de resultados
En cada una de esas fases existen puntos de contacto (touchpoints) que podemos activar para capturar información real del comportamiento del consumidor.
No se trata solo de saber cuántas personas asistieron, sino qué hicieron, con qué interactuaron, y qué insights podemos extraer de esas acciones.
Cuando esta estrategia está bien integrada, el evento deja de ser solo una experiencia memorable… para convertirse también en una fuente poderosa de conocimiento y decisión.
Cada punto cuenta
Diseñar un attendee journey no se trata solo de planificar por dónde caminarán las personas. Se trata de identificar qué queremos saber en cada etapa, y cómo podemos capturarlo sin fricciones.
Un mismo evento puede tener decenas de puntos de contacto.
- El registro inicial
- El escaneo al ingresar
- La participación en workshops o tastings
- La interacción con productos o zonas de experiencia
- El feedback en vivo
- La salida y el seguimiento post-evento
Cada uno de estos puntos es una oportunidad para recolectar información valiosa.
¿Y por qué es tan importante activar estos puntos?
Porque si solo capturamos el dato de “quién vino”, estamos perdiendo el 90% de la data del evento.
Capturándonoslas data podemos:
- Entender qué partes del evento generan más interés
- Medir el engagement real de cada asistente
- Detectar comportamientos por perfil de consumidor
- Enviar contenido personalizado según intereses
- Generar reportes útiles, no genéricos
Capturar sin incomodar, activar sin interrumpir, medir sin complicar. Ese es el arte de diseñar una experiencia inteligente.
Experiencia + datos = valor real
El resultado no es solo saber cuántas personas asistieron, sino entender qué vivieron, cómo se comportaron, qué les interesó y qué acción tomaron después.
Esto permite:
- Activar seguimientos personalizados, basados en lo que cada persona hizo realmente
- Nutrir el CRM con datos cualificados
- Tomar decisiones de negocio basadas en evidencia, no suposiciones
Además, esta digitalización inteligente permite entregar algo más al asistente: una foto personalizada, un acceso exclusivo, un contenido relevante, una
recompensa.
Ese “algo más” convierte la experiencia en algo memorable y genera datos útiles para seguir construyendo la relación.
El futuro se diseña (y se mide)
Medir no es un lujo, es una necesidad. Y hacerlo bien es una oportunidad de multiplicar el impacto de lo que ya se está haciendo.
Hoy, los eventos ya no solo se evalúan por su producción o asistencia. Se evalúan por su capacidad de generar data, activar relaciones y dejar una huella medible.
Y eso no se logra con más pantallas, luces o decoraciones. El futuro de los eventos no es solo creativo ni solo tecnológico. Es creativo, tecnológico y medible. Todo al mismo tiempo.
Y si estás pensando en cómo dar ese paso, en Yumiwi trabajamos precisamente para eso: convertir experiencias en datos útiles y decisiones inteligentes, sin complicar lo que ya funciona.